Los habitantes de Zakopane, descendientes de grandes familias montañesas, cultivan sus tradiciones que, arraigadas en la cultura de pastores y bandoleros, no dejan de fascinar a los turistas. El folclore, de manera indisoluble, forma parte del paisaje urbano. En las calles se oye el dialecto montañés y durante las fiestas locales los autóctonos se atavian con sus trajes regionales. Los hombres llevan pantalones hechos de paño grueso de color crema adornados con un bordado de estambre de color rojo y gris llamado parzenica. Los pantalones se combinan con camisas blancas de lino abrochadas bajo el cuello con broches decorativos. En verano se cubren con zamarras sin mangas o con una especie de chaquetas acabadas con ribetes artísticos que suelen colocar en bandolera. En invierno se abrigan con pellizas. Sin embargo, el elemento más reconocible e inconfundible es el sombrero adornado con conchas, en caso de solteros con pluma de águila. Los montañeses llevan los llamados kierpce, un calzado hecho de piel atado alrededor de la pantorrilla con tiras de piel.
Las mujeres llevan faldas plegadas adornadas con motivos florales, aunque últimamente asistimos a una vuelta a la moda de las faldas lisas, adornadas tan sólo con un ribete. La falda se complementa con una camisa blanca sobre la que las mujeres montañesas llevan un corsé bordado con lentejuelas. Cada mujer alardea de su collar de corales que, igual que el sombrero masculino, es un elemento emblemático. El arte folclórico sigue presente en el panorama cultural de la ciudad con sus formas típicas de decoración, que se perciben tanto en los utensilios cotidianos como en la pintura y escultura. El arte popular más típico es la pintura sobre vidrio.
No obstante, lo que más distingue a los montañeses polacos es la música que componen e interpretan. Como ellos mismos afirman en una de sus canciones su música es inimitable. El canto peculiar y la danza vigorosa seducen desde hace siglos a los visitantes de estas tierras. En Zakopane y en toda la comarca hay centenares de grupos musicales folclóricos a los cuales se unen sucesivas generaciones de montañeses. Hoy en día los jóvenes tienen más interés por llevar los trajes regionales y participar en los eventos folclóricos, subrayando con orgullo sus raíces montañesas.
Desde el año 1968 en Zakopane tiene lugar uno de los acontecimientos folclóricos más importantes del mundo: el Festival Internacional de Folclore Montañés. Es un encuentro de grupos musicales y de danza, que compiten para conseguir el mayor trofeo del concurso: la hachuela de oro o “Z³ota Ciupaga”. Durante el festival toda la ciudad vive con el folclore y en todos los visitantes se despierta el alma de un montañés. Los que han participado alguna vez en el festival seguramente volverán a Zakopane para sentir de nuevo la felicidad producida por formar parte de esta fiesta extraordinaria.
T³um. £ukasz Szych